miércoles, 6 de enero de 2016

Resumen de mi tesis doctoral
"La intensidad moral y la toma de decisiones éticas individuales en los negocios", por José Agustín Ortiz Elías (Universidad Politécnica de Cataluña)

El proceso de toma de decisiones en dilemas éticos de negocios es un objeto de estudio complejo, pero relevante porque su comprensión puede mejorar la capacidad de las personas para analizar situaciones que comprometen la integridad de sus organizaciones y emprender acciones correctas y sostenibles. La presenta investigación propone que es posible facilitar la toma de conciencia y el análisis ético si la información o el dilema es presentado de modo que se resalten sus características morales. Las Variables de Intensidad Moral, propuestas por Jones (1991) desempeñan el papel de activar "claves éticas" en la situación, de modo que la persona presenta una mayor disposición a analizar la información moral con detenimiento y tomar decisiones más elaboradas. Se presenta el estado de la cuestión en los estudios sobre Intensidad Moral, se reflexiona sobre su influencia en las etapas del proceso de toma de decisiones (reconocimiento, juicio, intención, conducta), se identifican las principales cuestiones pendientes en la teoría y se enfatiza la necesidad de encontrar medidas más válidas para determinar el papel de la forma de presentación de la información moral a las personas. Se realizó una serie de estudios entre ejecutivos que estudian en programas de pregrado para adultos trabajadores. Los resultados muestran que la Intensidad Moral activa un mayor alertamiento moral, facilita el análisis profundo de la información y promueve juicios morales más complejos y sostenibles. Finalmente, se discute un modelo general sobre las operaciones cognitivas que forman parte del proceso de toma de decisiones éticas.
Palabras clave: Ética para los negocios, intensidad moral, toma de decisiones éticas, juicio moral, conducta moral.

domingo, 29 de septiembre de 2013

¿Cuál es la pregunta fundamental de la Psicología Moral?

La pregunta fundamental de la Psicología Moral es: "¿Cómo pueden las personas desarrollar las habilidades para vivir mejor en consistencia con una escala de valores morales?"

¿Por qué es tan difícil ser consistente con nuestro valores?

¿Por qué es tan difícil ser consistente con nuestros valores?

Todos sabemos que existen inconsistencias entre nuestra conducta y nuestros valores. En mayor o menor grado cada uno de nosotros puede citar ejemplos de su propia vida en los que cedió a las circunstancias, se acomodó por temor o simplemente dejó de hacer por flojera lo que tenía que hacer. No es suficiente saber qué está bien para hacerlo. ¿Por qué existe esta brecha? La investigación científica ha identificado cinco razones principales, que aquí expongo en forma muy resumida.

1. La mayoría de personas no sabe con claridad cuáles son realmente sus valores
Es sorpendente cuánta importancia damos a la formación de nuestras habilidades intelectuales y cuán poca a la de nuestras capacidades morales. Desde pequeños estudiamos cosas que son muy positivas, como las matemáticas, la física, la historia, el lenguaje y la geografía. Pasamos largas horas repasándolas y las practicamos hasta dominarlas. Curiosamente, nuestras destrezas morales no nos merecen el mismo interés ni mucho menos similar esfuerzo. Pongamos por ejemplo, la habilidad para controlar el mal humor. Desde más o menos los ocho años el ser humano tiene la capacidad para irse volviendo "cascarrabias", vale decir, para enojarse y manifestar frustración ante el mínimo contratiempo o cuando cualquier persona nos lleva la contra. Esto va "avinagrando el carácter" de la persona, hasta hacer que se vuelva un adulto malgeniado, hosco y autoritario con los demás. No es fácil aprender a disciplinar nuestro carácter, se requieren horas de expeeriencia práctica y de orientación de los adultos para desarrollar la habilidad de mantener el buen humor frente a las dificultades y, pese a todo, seguir tratando a la gente con cordialidad y atención. ¿Cuántas horas dedicamos a desarrollar esta capacidad en los colegios, cuántas en casa? Es muy probable que a lo largo de su vida las personas con poco control de su carácter adoptarán valores con menos consciencia de su significado y que actuarán de maneras más radicales.

2. El proceso de la conducta moral es largo y complejo
Toda conducta moral tiene cuatro etapas, y nuestras buenas intenciones pueden quedar truncadas en cualquiera de ellas. La primera es la etapa de la "atención moral", es el momento en que nos damos cuenta que estamos ante una situación en la que nuestras decisiones dependen de nuestro concepto de lo bueno y lo malo. Por ejemplo, si encuentro en la calle un objeto valioso perdido, mi atención moral me debe decir que es un bien valioso para la persona que lo perdió, que tengo una obligación ética de, al menos, intentar encontrar a su dueño para que lo recupere. Hay personas que ni siquiera llegan a este nivel básico de consciencia ética. La segunda etapa es el "juicio moral", que es el momento en que decido cuál es la opción correcta. La tercera etapa es la "intención moral", cuando nos formamos el propósito de llevar a cabo la conducta correcta que hemos identificado. Y finalmente, está la "conducta moral" que se da cuando actuamos en concordancia con nuestras intenciones. Todo el proceso se puede interrumpir en cualquiera de estas cuatro etapas. Por ejemplo, puedo tener toda la intención de decir la verdad sobre una transacción fraudulenta, pero callo por miedo a las represalias. Este largo camino hace que sea difícil ser consistente con nuestros valores aunque, por supuesto, no imposible. Por ejemplo, una persona que tiene toda la intención y la fuerza de voluntad para dejar de fumar, tiene en realidad no más de un 17% de posibilidades de dejar de ser fumador.

3. Tendemos a exagerar la fuerza de la situación
El ser humano magnifica sus miedos y las consecuencias negativas que puede sufrir si hace lo correcto. Entonces los obstáculos de la situación se vuelven aparentemente insalvables: mi jefe es un ogro que tomará terribles represalias en mi contra si yo me niego a cumplir sus órdenes fraudulentas; mi familia y yo sufriremos las peores consecuencias si no accedemos a pagar la coima que trata de imponernos un grupo de extorsionadores, nadie puede enfrentarse al sistema, todos trabajan exclusivamente por dinero, etc. Aclaremos que los peligros pueden ser reales y objetivos, pero que muchas personas exageran estos factores situacionales para usarlos como excusas y no hacer nada, simplemente resignarse a renunciar a sus valores.

4. Nos hemos acostumbrado al lenguaje de las excusas
Ciertas variables de intensidad moral nos sirven como un velo para ocultar nuestras responsabilidades y no hacer nada. Estos sesgos funcionan como poderosas excusas y nos hacen sentir moralmente intachables aunque estemos, en la práctica, aceptando cosas indebidas. Todos hemos aprendido de la sociedad, en alguna medida, a escudarnos detrás de estas excusas. Por ejemplo, está el "consenso social", que consiste en aceptar que algo debe estar bien simplemente porque todos lo hacen. También tenemos la "magnitud de las consecuencias", que nos sirve para aceptar que la gente haga algo malo siempre que no tenga repercusiones graves. Otra excusa es la "proximidad", que nos lleva a aceptar más fácilmente las cosas que ocurren lejos de nosotros, como cuando nos manifestamos escandalizados por la cantidad de niños esclavizados en las minas de diamantes de algunos países africanos, pero a continuación apagamos la televisión y seguimos con nuestras vidas como si nada hubiera pasado. También está la "probabilidad de efecto", que nos hace tolerar ciertas cosas malas porque "nada va a pasar", como cuando las personas cruzan a pie por la pista de las carreteras, en vez de usar los puentes peatonales, porque confían en que nada les va a suceder, generalmente con funestas consecuencias. Estas y otras excusas dificultan la consistencia de nuestra conducta.

5. Pocos seres humanos saben ser realmente felices
Finalmente, muchas personas no pueden querer y respetar a los demás porque en primer lugar no han aprendido a quererse y respetarse a sí mismos. Desde pequeños nos hemos acostumbrado, por ejemplo, a buscar la felicidad en las posesiones materiales, en las compras, o en una loca y desenfrenada carrera por el éxito a cualquier precio. Otros han aprendido que la felicidad se busca en los logros, en los títulos, en las poses intelectuales, en el círculo de amigos, etc. La consecuencia de todo esto sólo puede ser una verdadera ceguera moral como resultado de vivir tanto tiempo en medio de la niebla de la falta de amor por uno mismo. Nada es más importante que nuestra felicidad y que la compañía de las personas amadas, nuestros lazos de toda la vida. En cambio, buscamos la felicidad  ciegas en un mundo incierto y de espaldas a las verdaderas fuentes de bienestar para el ser humano.

Lima, septiembre de 2013

domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Para qué sirve la Psicología Moral?

La Psicología Moral sirve para comprender cómo ser más consistentes con nuestros valores morales y convertirnos en la persona que deseamos llegar a ser.

La Psicología Moral nos proporciona herramientas para comprender cuáles son nuestros verdaderos valores morales, cómo tomar decisiones más éticas, cómo llevar a la práctica esas decisiones a pesar de las dificultades y cómo desarrollar la fortaleza emocional para ser firmes en nuestras determinaciones morales y disfrutar de llevar una vida más responsable y autónoma.

¿Quién es el autor?

Mi nombre es José Agustín Ortiz Elías. Durante veinte años me he dedicado a enseñar a los jóvenes cómo tomar decisiones que hagan su vida más constructiva y ética. También he enseñado cómo investigar y comprender la forma como las personas toman mejores decisiones morales. Mi campo de investigación es la Psicología Moral, también enseño Psicología Cognitiva, Psicología del Aprendizaje, Cambio de Actitudes, Psicología de la Resolución de Conflictos y Toma de decisiones éticas.
Mi deseo es que los jóvenes descubran en sí mismos la capacidad de ser más responsables y autónomos, y de vivir una vida más congruente con sus principios y acorde con sus sueños e ideales. Por eso inicio la publicación de este blog.

¿Qué es la Psicología Moral?

La Psicología Moral es un campo de estudio reciente en Psicología, que crece muy rápidamente. Hay varias definiciones sobre el significado de este campo y, al parecer, todavía ningún acuerdo definitivo.

Para fines de esta página, la Psicología Moral es el estudio de cómo nos vamos convirtiendo en personas que vivimos en consistencia con nuestros valores morales y los demostramos con hechos.

Por ejemplo, si una persona quiere llegar a ser un buen padre, la psicología moral estudia cómo se va convirtiendo en alguien que tiene tiempo para sus hijos, que desarrolla la paciencia, la capacidad de escucharlos, de disfrutar las actividades con ellos, de aconsejarlos, enseñarles a ser disciplinados y protegerlos, etc. No se nace sabiendo ser padre, es una condición moral a la que se llega adquiriendo una serie de actitudes. Algunas personas no lo logran nuca, lamentablemente.

La Psicología Moral no juzga los valores de ninguna persona, sólo trata de comprender cómo logra convertirlos en "verdades en el mundo real". Sin embargo, la Psicología Moral se concentra en promover valores y virtudes que sean considerados positivos y constructivos en todas las culturas, como la paz, la fraternidad, la resolución pacífica de conflictos, el diálogo, la comprensión, etc.

Existe una gran brecha entre lo que podría lograr el maravilloso potencial humano y lo que viene ocurriendo en el mundo actualmente. La Psicología Moral contribuye a cerrar esa brecha planteando ideas para que la gente aprenda a poner en práctica, valorar y disfrutar más el llevar una vida constructiva y ética.

Bienvenidos al Blog de Psicologia Moral y Cambio de Actitudes

Bienvenidos al Blog de Psicologia Moral y Cambio de Actitudes, una página dedicada a publicar notas, reflexiones e investigacionees sobre cómo ser más consistentes con nuestros valores morales.
Hoy, 15 de septiembre de 2013, iniciamos nuestras publicaciones y diálogos, esperemos que sean fructíferos y duraderos.